Y entonces te sorprendes. ¿Tú? Egoísta y cabezota. Perfeccionista hasta
el agotamiento y organizadora de
cualquier realidad. ¿Tú? La que no se inmutaba por nada y planeaba cualquier instante futuro. ¿Tú? ¿Ahora lloras? ¿Por él? ¿Ahora quieres a alguien más que no seas tú? Y entonces él sonríe. Y tu respondes: sí, yo, lloro por él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario