Reflexión



Sopesando lo duro del camino, te das cuenta de cuántas veces has tropezado y te has levantado por muy dura que fuese la caída; de cuántas veces has amado, te han amado y de aquellas que tanta huella han dejado; de cuántas personas han pasado por tu vida, cuántas continúan y cuántas se han marchado; de lo difícil que es decir lo siento más lo has hecho; de que no se puede odiar por más que lo intentes; de que te puedes indignar y sentir que todo es injusto y está perdido; de que el amor por un hijo es lo más grande que hayas conocido; de que la inocencia de un niño no debería de haberse ido; de que nacemos felices y cuánto nos cuesta mantenerlo; de que no disfrutamos de las cosas pequeñas y verdaderas; de que queremos más, sin saber que ya lo tenemos; de que las heridas no las cura el tiempo sino el olvido; de que podría haber sido de otra manera, pero así ha sido; de que un amigo se elige y siempre está contigo; de que la familia va contigo pero, a veces, desearías haberla elegido; de que somos meros visitantes en esta tierra que estamos matando; de que el dinero puede más que el amor, y por él nos están matando; de que vivimos con miedo porque así nos lo han inculcado; de que quizás no lo veas, pero todo está cambiando...

Es muy largo el camino y aún queda mucho por recorrer, por eso levántate aunque tropieces porque serás más fuerte que cuando caíste; ama con todas tus fuerzas pero sólo a quien te corresponda; no des motivos a quien es importante en tu vida para que la abandone; pide perdón cuando sea necesario; nunca odies porque no sirve de nada, sólo para hacerte daño a ti mismo; indígnate, sí, pero no te quedes tan tranquilo y lucha por lo que te lo ha producido; ama a tu hijo sobre todas las cosas, porque incluso cuando se porta peor es cuando más te necesita; no pierdas la inocencia de tu niño porque así verás cuánto has crecido; no dejes que nada te haga dejar de ser feliz, si depende de ti lucha por ello, si no, para qué preocuparse; mira a tu alrededor y descubrirás cuantas cosas hermosas hay en la vida; no desees más, valora lo que tienes y si necesitas algo, vive cómo si ya lo tuvieses; cierra tus heridas para así abrir tu corazón; acepta las cosas como han sido y, si puedes hacer algo para cambiarlas, házlo; cuida de tus amigos, de los verdaderos, porque serán los que estén ahí en los malos momentos; intenta mantener a tu familia unida, pero si no puede ser, no sufras por ello; cuida de la tierra porque en ella vivirán los que vengan después que ti; no permitas que el dinero rija tu vida, porque acabarás corrompido; no te dejes llevar por el miedo, hasta los valientes lo sienten pero aprenden a luchar aun a pesar de ello; no te quedes atrás y construye tu futuro, porque todo está cambiando aunque no lo creas; vive el momento, disfruta, porque nunca sabes cuando terminará tu destino y, cuando te sientas abatido, mira a tu alrededor y piensa lo afortunado que has sido, porque sigues vivo y por todo lo que has vivido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario