jueves, 25 de julio de 2013

Primitiva


¡Cuántos recuerdos tallados sobre el sílex y el pedernal en la memoria de los tiempos!
Hoy en frío museo contemplo epitafios de eternidad. Hacia atrás vuela raudo el reloj de los milenios mientras sobre estas piedras recreo esa mano que cincela, amante y capaz, las mil historias de los mil sueños.
De entre todas ellas, una blanca como la sal, que era pinza para el cabello dice la nota al final. 
Y yo me imagino enamorado caballero que a una dama en dulce requiebro se la fue a regalar.
¡Qué nívea lucía entre el azabache revuelto!
¡Qué envidia de las chicas del lugar
cuando paseaba por el pueblo!
¿Y cómo la he de nombrar?
“Primitiva” - suena tan esencial -
y a su galán… “Romeo” tierno.
Así me encuentro en mis pensamientos
cuando la voz del guía oficial
me despierta de mi ensueño.
“Señora, es fácil observar
su gusto por esa pieza para el pelo”.
“Sí, ya lo creo …” le contesto,
tras lo cual exclamo, sin pensar:
“¡Precioso presente de lejanos tiempos!”
Y el guía asiente, sonriendo …

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