jueves, 4 de julio de 2013

Diálogo Marino y Noches Honestas

Siempre me he fascinado con el rugido de los barcos en una noche de niebla intensa.
Y que bruma que hay hoy.
Me enmudezco y sigo atento el dialogar de las naves.

Y cada ronquido es como el trueno de una tormenta
Nunca se está seguro de cuando se oirá nuevamente.
Puede ser al segundo, al minuto o quizás a la próxima tempestad.

Y es esa espera, precisamente por lo cual escribo esto.
Aún en este puerto, pienso es un escenario mítico.
Me siento invitado e incitado a dejar lo que estoy haciendo
para dedicar unos minutos a los gritos roncos que recorren mar, playas y cerros.
gritos que parecen transmitir una sensación de nostalgia.

Me contagio y ya quisiera yo poder responder
con un silbido tenor, como lo siguen haciendo ellos.
Entonces, en esta noche de aire húmedo,
todos podrían confesar que es lo que extrañan
sin vergüenza alguna,
pues nadie los vería y todos oirían.

Y en esa noche caótica mente sonora,
se habrán dicho más verdades de las que se dirán todos los días siguientes.
Hasta la llegada de una nueva velada nubosa.

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